viernes, 27 de mayo de 2011

Feria del Libro de Madrid y Mi Feria

Desde hoy y hasta el día 12 de junio estará instalada, como siempre, en el Paseo de Carruajes del Retiro, la Feria del Libro de Madrid. Podéis consultar toda la información aquí: horarios, actividades, firmas, casetas,...

Me gusta la Feria, tiene un encanto especial, además de libros un poquito más económicos, claro. Recuerdo una con especial emoción, aquella en la que pasé "al otro lado". Os dejo lo que en su día escribí:

Llegué pronto, cómo no. Hacía calor, lo suficiente para no plantearme dar un largo paseo, y sí buscar un buen lugar a la sombra a leer un rato.
Antonio Damasio no es una gran compañía a esas horas, pero estas últimas semanas hemos sido fieles compañeros, y sentí que debía estar conmigo en ese momento. Igual así algún día podría pedirle que me explicara a qué nivel operan todos estos sentimientos que estoy teniendo ahora.
El estómago cerrado, la boca seca, el corazón acelerado. Esos son los tres claros síntomas de mi nerviosismo.
Me sentía tan poco dispuesta a la lectura que pasé un buen rato analizando un pequeño bicho volador verde manzana que se había posado en mi mano. Él se cansó antes de mí que yo de él…
La teoría del marcador somático… Con el libro abierto sobre mis piernas y mis ojos vagando por las líneas, mi mente caprichosa decidió que era un buen momento para analizar la última semana.
La ansiedad contenida, el estallido de emoción, el sentimiento de culpabilidad, la sensación de querer agarrar con fuerza algo que se escurre entre mis dedos. Que sea hermoso no significa que sea fácil. Es esa puta manía mía de tenerlo todo bajo control, y perdonen la expresión, pero no encuentro palabras mejores para describirlo.
Mi espíritu vagabundo y mis piernas inquietas no me dejaron permanecer mucho tiempo en ese banco. Me levanté dispuesta a pasear entre las casetas cerradas, admirando la exposición fotográfica que acompaña a la Feria: Aire.
Las seis. Había llegado el momento. Ahora mi sangre martilleaba con fuerza mis sienes, y su sonido se mezclaba con el de un lejano acordeón, con las voces que llenaban el paseo, con el trinar de los pájaros...
Si la emoción de tenerlo para mí me dejó muda y sorda, verlo expuesto ante los ojos de miles de desconocidos fue increíble. ¡Dichosa vanidad! Sí, soy vanidosa. Otra más de mis muchas contradicciones.
Y nada más llegar… ¡pum! Mis primeros compradores desconocidos. Me quedé allí plantada, como dirían en miña terra, como una parva, mientras me gritaba a mí misma en silencio: “¡reacciona!”. Con el pulso loco y las manos temblorosas firmé el ejemplar… Laura, ese es el nombre. Muchas gracias, Laura.
¡Ay! Me quedé tan tonta que al montar en el metro, sin darme cuenta, lo hice en el que iba en dirección contraria. No me enteré hasta el barrio de la Estrella, ¿será una señal? Eso sí, cuando lo hice, me eché a reír, sin poder evitarlo. Y menos mal que, dando la vuelta, recordé que tenía el coche en Barajas, que si no me iba directita a mi casa en bus y mi pobre pelotilla se quedaba ahí solito, en tierra de nadie. Hay cosas que nunca cambian…
Hoy quiero dar las gracias a todos aquellos desconocidos que se paren frente a mi libro, que lo cojan, lo abran, que se interesen… a los que se lo lleven a sus casas, o de regalo y a los que lo pensaron un momento antes de decidir que no.
¡Gracias de corazón!
Y, por si queréis leer cómo fueron los días en los que estuve firmando, los enlaces:

7 de junio de 2009 y 14 de junio de 2009

2 comentarios:

  1. Todos somos vanidosos, y más en un momento así. ¿Sabes con lo que yo fantaseo? Ver a un desconocido leyendo mi libro en el metro. Ese metro donde he pasado tantas horas. Creo que sería el momento que más ilusión me haría. Yo no he tenido la oportunidad de tener un stand en la feria del libro pero tiene que ser genial :-)

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  2. ¡Yo también! Sería un MOMENTAZO. Que tu libro lo lean tus seres cercanos es genial, pero que un desconocido cualquiera lo lea es muy emocionante. Ya te llegará tu hora de firmar en un sitio público, seguro. ;)

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